Cronología:
En
la primera edad media, las tensiones entre judíos y cristiano eran
relativamente reducidas, fue en el siglo XII hasta la mitad del siglo XIV,
donde la situación cambio rotundamente, las políticas de la iglesia y del
estado con respecto a los judíos eran parecidas llegando a competir entre
ellas, convirtiéndose así el antisemitismo
en algo que se desarrollo en masas. Sucedió algo similar con respecto a
la hechicería y la homosexualidad aunque en distintos momentos ya que esa
manifestación se produjo a partir del siglo XIII.
Aceptación.
Los judíos:
En la alta edad media, la población cristiana coexistía con los judíos sin mayores problemas, llegando en
ciertas ocasiones incluso a apoyarlos.
A principios de la edad media, existían comunidades judías más o menos
importantes en Italia Alemania, donde se habían establecido en la antigüedad al
igual que en Francia y la península Ibérica. En el impero carolingio, bajo el reinado de los sucesores de
Carlomagno, y en particular de Luis Piadoso, esas comunidades prosperaron.
Incluso se había instituido un “magistrado de los judíos” para resolver los
problemas entre judíos y cristianos.
Rara vez se tomaban medidas en contra de los judíos al contrario muchas
veces las personas actuaban en contra de las presiones ejercidas por las
autoridades eclesiásticas. El obispo Rathier de Verona se quejaba en 965 de que
los fieles no compartieran su propia hostilidad con los judíos.
Los judíos ejercían muchos oficios, pero para los cristianos los más
conocidos eran los que tenían relación con ellos es decir el comercio y el
préstamo de dinero. Como la iglesia prohibía el préstamo
a interés algunos de los judíos más ricos se convirtieron en verdaderos
banqueros en el siglo XII, lo que les permitió un importante desarrollo económico.
Pero al convertirse los oficios en corporaciones religiosas los judíos, ya no
podían practicar el artesanado o el comercio con el mundo no judío, por lo cual
el préstamo a interés era su único contacto con los cristianos. Pero como el
préstamo a interés estaba prohibido y debió competir con grandes instituciones
cristianas, esto comenzó a declinar visiblemente por lo cual esto
se redujo a préstamos con garantía
destinados a una clientela modesta. Y así fue como algunos judíos pudieron
reunir importantes fortunas. El arzobispo de Narbona otorgo
una carta de Franquicia a los judíos de su ciudad, mediante el precio de
entrada de 10 libras tornesas y una renta anual de 0 sueldos por casa habitada.
Las expulsiones destinadas a conseguir conversiones provenían ante todo del
clero. En el siglo X, el papa León VII, respondiendo al arzobispo de Maguncia
quien le había preguntado si había que obligara los judíos a bautizarse o bien
expulsarlos, le recomendó que les predicara la buena palabra, pero sin obligarlos
a bautizarse, aunque debía amenazarlos con el exilio si no se convertían.
Los Brujos.
La “Buja
nocturna” no fue un invento medieval. A principios del siglo XI, Burchard
obispo de worms, escribía: "¿Has compartido la creencia de muchas
mujeres, de seguir a Satán? ¿Qué en el silencio de la noche, después de haberte
acostado en tu cama y mientras tu marido descansa sobre tu seno, tienes el
poder, aunque sea corporal, de salir por la puerta cerrada y recorrer el
espacio con otras mujeres parecidas a ti? ¿Qué tienes el poder de matar, con
armas invisibles, a cristianos bautizados y redimidos
por la sangre de Cristo, comer su carne después de cocinarla, y poner paja o
cualquier otro objeto en el lugar de su corazón? ¿Qué después de comerlos,
tienes el poder de hacerlos resucitar y de otorgarles un prorroga para vivir?” En su libro Penitencial Burchard hablaba de la
existencia de una diosa pagana llamada
Diana la cual era la que inducia a las mujeres a cabalgar con ella grandes
distancia en las noches obedeciendo sus órdenes. Decía que en efecto,
muchas personas creen que esas cabalgatas de Diana realmente existen
separándose de la verdadera fe, cayendo en el error de los paganos creer que
existe otra divinidad fuera del único Dios. Agregaba que “¿Quién puede ser
conducido fuera de sí mismo –si no es en sueños y en las pesadillas nocturnas-
y ver mientras duermes lo único que nunca has visto despierto? ¿Quién puede ser
tan tonto y tan estúpido como para imaginar que esos fantasmas, frutos de la
imaginación, aparecen corporalmente?”. Notemos que se trata de una creencia, en
la cual las mujeres son súbditas de una reina sobrenatural que las dirige
durante sus vuelos nocturnos. Los demonios podían empujar al pecado a los seres
humanos cuando soñaban, pero imaginar que los sueños constituían la realidad,
que se pudiera participar en vuelos nocturnos, era contrario a la fe. Sin
embargo, hasta el siglo XIII, la iglesia no condenaba severamente esas
creencias. Si lo hizo posteriormente.
Los Homosexuales.
La erótica
antigua era misógina, y desconfiaba de la mujer de la pasión que ella podía
inspirar. Según el historiador John Boswell hasta el siglo XIII la
homosexualidad estuvo difundida en el occidente cristiano y nunca fue objeto de
condena. La homosexualidad no tenía un lugar privilegiado con respecto a los
demás pecados. Sin embargo San Colombano condenaba severamente al laico que
se unía a un hombre como se hace con una mujer. El monje Wetti declaro
que un ángel le había dicho quenada ofendía mas a Dios que el pecado contra natura.
Las cosas
cambiaron a fines del siglo X. San Pedro Damiano, escribió el libro de Gomorra, en el cual
denunciaba las relaciones sexuales entre hombres, sobre todo en el clérigo. Aelred Abad del monasterio
cisterciense de Rielvaux se dedico a mostrar el valor del amor entre personas
del mismo sexo, la atracción entre hombres siempre fue un papel importante
durante su vida. Incluso muchas veces paso al acto mismo, en busca de
placer.”En la época en que los bajos impulsos de la carne y el bullente de
manantial de la adolescencia había elevarse una nube de deseo”
Georges
Duby escribe en su libro, “Así en este asunto todo gira en torno al amor, pero
no nos engañemos: en torno al amor entre hombres. Esto ya no nos
sorprende. Empezamos descubrir que el amor que siente el caballero por la
dama elegida, quizá disimulaba lo esencial, o más bien, proyectaba en el
terreno del juego la imagen invertida de lo esencial: Intercambios amorosos
entre guerreros”.
La
homosexualidad estaba difundida en esa época en los países del occidente
cristiano, así como en los pises escandinavos y en tierra santa. Hilebert de
Lavardin, arzobispo de Tours desde 1125 hasta 1133, dio a entender claramente
que la homosexualidad involucraba a personas incluso las más eminentes.
Innumerables Ganimedes honra innumerables altares
Y Juno se lamenta porque ya no recibe la misma atención que antes
Se manchan con ese vicio el hombre joven, el hombre, hecho y el viejo,
Y ningún rango está exento de ello.
Otro texto
decía que Chartres, Sens, Orleans y Paris eran centros de amo homosexual.
Gautier de Châtillon aseguraba que los jóvenes nobles descubrían la
homosexualidad durante sus estudios, que él había conocido una gran cantidad de
clérigos sodomitas. Escribió “Los príncipes han hecho de este crimen un
habito”. Pero esto cambio, especialmente a partir del siglo XIII, donde
vino la represión, pero esto no puso a fin a la homosexualidad.
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